No he podido realizar todos los detalles que me hubiera gustado, pues con mi reincorporación a la vida laboral y demás tareas diarias, el tiempo no me ha dado para más.
He hecho varios carteles con indicaciones confusas, para colocar en las puertas de casa. Es lo primero que ha visto mi hija al levantarse y como ella no sabía de que iba el tema, ha tardado un rato en dirigirse al lugar donde se encontraba la sorpresa. No podía faltar un bonito banderín que resaltara la ubicación de la tarta. Ha resultado bastante divertido :) La cara de asombro que ha puesto, ha sido todo lo que necesitaba para sentirme feliz.
Para el relleno he utilizado la receta del Red Velvet, en unos bizcochos he añadido colorante rojo y en otros no, para luego poder alternar las capas, y ha quedado delicioso. La pena ha sido cuando ha habido que cortarla, pero ya sabemos que estas tartas son un placer efímero. Menos mal que al menos quedan las fotos para el recuerdo.
Espero que os guste el resultado final y al que no... ¡¡¡Que le corten la cabeza!!!