16 de junio de 2015

Muro para colgar notas y fotos

Supongo que los que tenéis niños o hijos adolescentes en casa, a menudo os habréis visto obligados a colgar en las paredes de sus habitaciones cuadros, posters, pizarras, etc, que no siempre son de vuestro agrado.
En mi caso, mis hijas me pedían una pizarra de corcho para colgar sus fotos, notas y demás. A mi la idea no me hacía mucha gracia, por que me parecía que era algo que ya estaba muy visto. Después de darle unas cuantas vueltas a la cabeza, encontré una solución original: un muro propio, al estilo grafitero dentro de su habitación.
Como ya os he comentado en otras entradas el material ideal para simular texturas es el poliespán o poliestireno expandido (corcho blanco), que tiene la ventaja de ser muy barato. Yo en este caso utilicé el que viene en los embalajes de electrodomésticos, pero si no tenéis a mano se puede comprar en tiendas de materiales de construcción, ya que se utiliza como aislante.
Realicé dos muros distintos, copiando las medidas exactas tanto de los ladrillos, como de los espacios que hay entre éstos, de una fachada de verdad. Los colores los apliqué respetando los gustos de mis hijas.
Si queréis saber más acerca de cómo trabajar el poliespán, os recomiendo la página de Facebook: "Cómo hacemos nuestros belenes". Esta página está dirigida por dos grandes maestros (Carlos Marcos y Emilio Morenatti), que con sencillez y mucha habilidad explican paso a  paso y de manera desinteresada cómo realizan sus trabajos con este material. Os aseguro que aprenderéis muchísimo con ellos y estoy convencida de que os enamoraréis de sus trabajos, al igual que me ocurrió a mi en su día.
Para rematar el trabajo y darle un toque más personal, hice con pasta FIMO (de venta en tiendas de manualidades) unas chinchetas con forma de flor y algunos insectos. Espero que os guste la idea.



















1 de junio de 2015

Tarta Pizarra

Cuando queremos escribir un mensaje a otra persona tenemos muchas opciones; podemos utilizar una tarjeta, una carta, soportes electrónicos como el móvil, la tablet o el ordenador. En fin, que no hay excusas que valgan, estamos en la era de la comunicación. ¿Pero qué pasa cuando queremos ser originales a la hora de mandar un mensaje? Aquí es donde empezamos a comernos el coco.
¿Qué os parece escribir el mensaje en una pizarra? Pero no en una cualquiera. La que yo os propongo además se puede comer.
Esta tarta la he realizado para una amiga de la infancia. En la actualidad vive en Alemania y ha estado pasando unos días de vacaciones con su familia en Madrid.
La verdad que ha llovido mucho desde que compartimos los días de colegio. Pero quién no se acuerda de aquellas pizarras que nos parecían tan gigantescas (sobre todo cuando el profesor de turno te sacaba a resolver algún problema), siempre llenas de polvo de tiza, en la que nos encantaba garabatear todo tipo de frases tontas, pintar corazones o jugar al ahorcado, cuando nos dejaban un rato solos en clase. Aquellos dulces y felices días de colegio pasaron hace tiempo, pero siempre podemos recordarlos con una deliciosa porción de esta original tarta. ¡Buen provecho!